Los tatuajes de Khadiya
Una tarde del otoño de 1998, en el mercado viejo del puerto de Essaouira, antes Mogador, en la costa atlántica de Marruecos, encontré a una mujer que vendía flores de la manera más extraña posible. Mostraba sólo unos cuantos pétalos de diferentes colores en sus manos impecablemente tatuadas. Por la frescura y el olor de los pétalos sus clientes juzgaban la mercancía y regateaban su compra.
POR Alberto Ruy-Sánchez

ACERCA DEL AUTOR

Su última novela es Quinteto de Mogador